Entrevista: Bartolomé Salas Martos en la presentación de su nueva novela

Bartolomé Salas Martos presenta al público su último libro “La conspiración del triángulo”. El indiscutible protagonista de esta obra es Madrid, en un disfrute de su historia y geografía entre los años 1789 y 1834. La novela nos pasea por la Villa y nos traslada al pasado a través de los momentos históricos más significativos del momento. Como también, por la sospechosa muerte de la Duquesa de Alba, el motín que acabó con Godoy, la promulgación de una Constitución, la epidemia de cólera, la matanza de frailes, etc. También nos enseña las vivencias de los personajes representantes de tantos anónimos de la época: mendigos y delincuentes, aguadores y buhoneros, vendedores ambulantes, nobleza calesera, soldadesca cesante, etc. Pero sobre todo, nos pasea por los lugares y eventos que formaron y, en muchos casos, aún forman parte de la Capital: iglesias, conventos, corridas de toros, romerías populares…

“La conspiración del triángulo” ofrece un maravilloso paseo por la Villa revelando y recordando la riqueza de su historia. Se centra en la intensidad de las vivencias que ciertos momentos de su pasado ha arrojado a sus habitantes y ofrece una puerta abierta a la revivencia al paseante curioso que quiera sumergirse en sus calles.

Para el equipo de Dadú ha sido un gran placer conocer y colaborar con Bartolomé en este fascinante proyecto. Hemos añadido nuestro granito de arena con la maquetación e impresión de esta vibrante obra. Os dejamos con la entrevista que le hemos realizado donde nos revela sus fascinante trayectoria, experiencias y por qués.

Tienes dos grandes pasiones, el cine español y la historia de Madrid. En ambas te has convertido en un importante punto de referencia que has alcanzado gracias a tu poder autodidacta ¿de dónde proceden estos intereses?

La del cine indudablemente viene por la afición que tenía mi padre, un panadero en horario nocturno que con tres años me llevó por primera vez al cine. Luego se incrementó cuando el Padre Llanos trajo al Pozo del Tío Raimundo la luz eléctrica y el proyector con el que ponían cine al Príncipe de Asturias (actual rey Juan Carlos). Y como la sesión siempre se componía de una española y otra de variada temática, se me fueron haciendo familiares muchos rostros por lo repetitivo.

Para completar la jugada cinematográfica, aquel cura entrañable hizo una escuela profesional: “1º de Mayo”. En ella se hacía un cine humilde con el que se daba cobertura a un barrio carente de ocio. En él, éste y otros alumnos de 12 y 13 años, hacíamos cada fin de semana los servicios de porteros, taquilleros y acomodadores. Allí pasaba muchas tardes de sábado y domingos hasta ver las cinco funciones que se hacían en programa doble.

En cuanto a Madrid, es un camino desde el desinterés y el desconocimiento hasta el apasionamiento. En mi barrio, como en otros muchos, de la periferia nunca se iba a “Madrid”. Tal es así, que la primera vez que lo pisé contaba con 7 años y no pasé de la estación de Atocha. Luego, cuando con 14 comenzó mi vida laboral, la condición de “botones” en la calle de Alcalá me hizo empezar a tomar conciencia de la ciudad en la que vivía.

Así, surgió el interés por su historia. Una historia que aún se podía y se puede contemplar en su trazado medieval, sus iglesias, su caserío, sus murallas, sus puertas, sus cavas. No hay más que dar una vuelta al anochecer por San Nicolás y la Plaza del Biombo, los jardines del Palacio del Príncipe de Anglona o los recovecos de la calle del Codo y las “Carboneras”, para percibir esa historia más apasionante aún que sus leyendas.

Háblanos de ti, ¿cómo relatas tu historia hasta la publicación de “La conspiración del triángulo”?

Por ser conciso en lo personal, diré que pertenezco a una familia que emigró a mediados de los 50 de un pueblo de Jaén, viniendo a parar al más marginal poblado chabolista de Madrid: el Pozo del Tío Raimundo. Esto sin lugar a dudas, y la fortuna de caer en las escuelas del Padre Llanos, ha marcado mi trayectoria. Aquellos maestros de dedicación generosa me inculcaron la suficiente instrucción para esquivar un destino hostil. Me enseñaron a sentir curiosidad por cuanto acontecía a mi alrededor e implicarme en ello.

A todos ellos, agradecimiento eterno.

¿Cómo y por qué comenzaste a escribir?

Siempre he escrito. Ahora, me sorprendo de algún manuscrito juvenil que aparece entre libros y papeles. Pero, el dedicarle tiempo a la escritura, es desde hace diez años cuando salí del banco en el que había pasado los últimos 25 años. Como es lógico, de lo primero que quise escribir fue de las cosas que me apasionaban. Las facilidades que encontré en la Filmoteca Nacional, y sobre todo en su departamento de visionado, hizo que me decidiera en primer lugar por esta actividad. Cosa que se repitió en la Biblioteca Joaquín Leguina cuando quise hacerlo sobre Madrid. Justo es reconocer el mérito de los unos y otros, que con su amabilidad tanto facilitan el trabajo del investigador.

¿Qué partes disfrutas más cuando preparas un libro como “La conspiración del triángulo”?

Sin lugar a dudas la fase de investigación es la más gratificante. El hechizo de deshabitados archivos y bibliotecas donde el tiempo transcurre a otro ritmo, y la posibilidad de hurgar entre papeles olvidados donde a veces se encuentra algo sorprendente, proporciona un grado de satisfacción que no tiene precio. Escribir también es placentero pero no todos los días se termina contento de lo que se ha escrito. El ánimo y la inspiración son tan caprichosos que, a veces, siembran la incertidumbre. Van y vienen con vida propia, y con ello hay que saber convivir.

¿Qué escritores han influido más en el trabajo para “La Conspiración del Triángulo”?

No sólo han sido escritores los que han influido. También lo han hecho cartógrafos, pintores, políticos, gacetilleros y poetas de siglos anteriores. Pero por citar alguno de los actuales, mencionaré a María Isabel Gea Ortigas y su extensa obra sobre Madrid. A las magníficas ilustraciones y mapas de Pedro López Carcelén. Y también a los extraordinarios cursos de historia de Rafael Gili y Fernando Velasco.

La conspiración del triangulo Bartolome Salas

Tanto en “La conspiración del triangulo” como en el resto de tus libros, ¿qué parte de ti se refleja en tus personajes?

Inevitablemente todas. Los personajes no solo están impregnados de la personalidad del autor, también de sus anhelos, sus sentimientos, sus pensamientos, su entorno, sus gustos. Casi siempre la parte buena. Escribir una novela es como un juego de seducción, siempre se empieza mostrando la parte amable.

¿De dónde originan tus personajes?

Muchas veces tomo como referencia a personas de los que me siento orgulloso, e incluso les pongo sus nombres. Es un poco a modo de homenaje pero estos casi siempre son secundarios. Los principales surgen cuando logras meterte en la historia y recorrer el mismo paisaje que ellos. Entonces van emergiendo, y como he dicho antes toman vida propia y caminan a su antojo en una u otra dirección. Obviamente hay una idea preconcebida y un interés en contar una serie de acontecimientos, pero el resultado final de sus historias la van marcando ellos mismos.

Háblanos de tus dos obras anteriores, “Algo más que secundarios” y “Entre Atenas y Estambul”.

“Algo más que secundarios” es el primer libro que edité sobre cine español y como el título dice, es un reconocimiento a todos aquellos cómicos etiquetados bajo este calificativo. Abarca desde finales del XIX (no olvidemos a actores como José Isbert que nació en 1885) y en él se habla en mayor o menor medida de doscientos actores y actrices de nuestra historia, y más de mil películas de nuestra cinematografía.

Hay un segundo libro inédito llamado “Aunque los cubran de sal”. Hace referencia a una estrofa de la canción “Cómicos” de Víctor Manuel, que habla de la huelga de actores de los años 70 y de su lucha contra corriente a lo largo de la historia.

“Entre Atenas y Estambul” es una evasión para atenuar una mala etapa. Está basado en una experiencia personal en un crucero que hacía la ruta entre Atenas y Estambul. En él, se da un repaso histórico a aquellos puertos mediterráneos donde el barco atracaba cada amanecer, y se fabula con una serie de historias cruzadas cuando en la noche de San Juan desaparece uno de los pasajeros, cuyo pantalón aparece colgado al día siguiente en uno de los cables del barco. Inevitablemente se termina convirtiendo en una novela negra no exenta de veracidad y reconocimientos.

¿Qué sentimientos te surgen una vez te encuentras con una obra culminada tras tanto tiempo de trabajo y esfuerzo?

Pues siempre sentimientos contradictorios. El primero el de desazón por haberla terminado. Es como abandonar un lugar donde se ha sido feliz para no volver a él nunca más. Después el de incertidumbre por el resultado. Hasta ese momento las únicas lecturas que se han hecho han sido para correcciones, y eso te lleva a sentirte un día satisfecho y al siguiente todo lo contrario. Hasta que la historia no se ha convertido en libro y puedes leerlo como si fuera de otro autor, no acabas de formar una opinión que nunca llega a ser definitiva. Siempre piensas que sobra o falta algo, o que hubieras cambiado aquello otro, pero a las historias hay que ponerle un punto y final, y cuando éste llega son los lectores los que tienen la palabra.

¿Cuál es tu próximo proyecto?

Eso ahora es impensable. Cuando se termina un libro se genera una reseca que te impide poder escribir inmediatamente. Aun así tengo escritos no menos de veinte primeros capítulos de los más variopintos temas. Hay quien me aconseja que haga un libro de primeros capítulos.

Si pudieses ofrecer un solo consejo a la nueva generación de escritores, ¿cuál sería?

Que escriban, es el mismo consejo que me daban a mí cuando empecé a escribir. Pero que lo hagan por gusto. Que fabulen, se involucren y, sobre todo, se apasionen. Y si cuando lean tienen que borrar el 80%, que no se preocupen, la informática es un gran aliado para este menester. Con este poner, quitar y cambiar, antes de que te des cuenta te has puesto en 500 páginas y eso ya no hay quien lo pare.

La conspiración del triangulo

No faltes a la cita para disfrutar de la compañía de Bartolomé en la presentación de “La conspiración del triángulo”:

– sábado 24 de noviembre a las 19,30 en la tienda de comics “El mono araña”, C/ Peñuelas nº 14 (Embajadores)
– viernes 30 de noviembre a las 19,30 en la “Librería Muga” de Av/ Pablo Neruda nº 89 (Vallecas).
Si te gustaría ponerte en contacto con el autor, puedes hacerlo a través de bsalasmartos@gmail.com .

 

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